En la piel del edificio que nos ocupa este mes buscamos una forma polivalente, escalable, bella y armónica de proteger o revestir un edificio sencillo de forma rectangular (sin importar la dimensión). Y en el arte, tanto en pintura o escultura como en arquitectura, cuando hablamos de belleza y armonía hemos de hablar de la proporción áurea.
La proporción áurea o regla de oro ha sido utilizada por los matemáticos para explicar cierto tipo de formas orgánicas que encontramos en la naturaleza, especialmente en un tipo de moluscos llamados Nautilus. A este tipo de formas en espiral se les llama espirales logarítmicas.
Inspirados en la forma del Nautilus, proponemos una piel del edificio que abraza y protege el edificio y que nos ofrece las siguientes ventajas:
- Es escalable, es decir, su eficiencia y armonía no decrece con el cambio de escala, por lo tanto resulta óptima tanto para un edificio comercial grande como para una estación de metro o para un pequeño módulo de aseos.
- Crea un espacio protegido y amplio frente al edificio, aspecto éste especialmente útil en países con condiciones meteorológicas extremas.
- Rompe la forma rectangular del edificio y ofrece un atractivo visual orgánico, alejado de las líneas rectas, útil a la hora de buscar un tipo de arquitectura que rompa con la geometría habitual de la edificación urbana.
- Es estructuralmente eficiente, ligera y por tanto de construcción económica.
La naturaleza crea este tipo de formas de la manera más eficiente posible y como arquitectos consideramos que la eficiencia, junto a la funcionalidad y la armonía, constituyen las virtudes del edificio más importantes.