En principio, parece que aún falta mucho para que tengamos casas totalmente ecológicas, pero tanto la industria de la construcción como los legisladores, ya se han puesto manos a la obra. En esta materia, el Ejecutivo español se adelanta a las directrices de la Unión Europea con la preparación de la Ley de Eficiencia y Renovables. Paralelamente, esta semana en Bruselas, los eurodiputados han propuesto que para el 2019 los edificios generen el total de su propia energía y piden más ayudas públicas para edificios energéticamente eficientes.
El diario El País ha publicado el viernes 17 de abril las principales líneas del borrador de la Ley de Eficiencia y Renovables. Su contenido apunta como principal propuesta la designación de un “gestor energético” que se ocupe de promover el ahorro energético, revisando mensual y anualmente el consumo de energía y emisiones CO2 de los edificios de más de 1.000 m2. Además de otras medidas para promover los edificios ecológicos, el borrador de ley también incluye orientaciones como contener la contaminación lumínica, planes de transporte racional para los empleados, impulsar el transporte público, o enseñar una conducción ecológica.
En Bruselas, la comisión de Industria del Parlamento europeo ha establecido plazos para que a partir del 31 de diciembre de 2018, todos los edificios de nueva construcción produzcan tanta energía como la que consumen, por ejemplo, a través de bombas de calor o paneles solares. Estos requisitos no se aplicarán a todos los hogares individuales, ni a los edificios con menos de 50 m2 de espacio habitable. Con la revisión de la directiva europea sobre rendimiento energético, los eurodiputados consideran posible reducir el consumo total entre un 5 y un 6% en toda la Unión para el 2020.
La energía que consumen las construcciones supone el 40% del total en Europa, al mismo tiempo que son uno de los mayores emisores de CO2. Por eso, la UE ve en los edificios sostenibles una pieza clave para alcanzar sus objetivos en materia de cambio climático. En concreto, la medida se dio a conocer el pasado diciembre como la triple 20: aumentar en un 20% las energías limpias, incrementar el 20% en mejora de eficiencia energética y reducir un 20% las emisiones de CO2 para el año 2020.
La medida también prentende reducir la dependencia energética del exterior, sobre todo en lo que se refiere a consumo de gas. La UE importa más de la mitad del gas que consume, por lo que estima que la reducción del consumo también funcionaría como amortiguador para los precios cada vez más elevados de los combustibles.
Rick Wilberforce, presidente de EuroAce, la patronal europea vinculada a la construcción de edificios ecológicos, considera que “necesitamos que esta propuesta se adopte urgentemente para finales de año, para poder implementarla lo antes posible”.
Reducciones financieras
Poner en práctica una medida de estas características conlleva unos costos nada desdeñables. Los expertos consideran que construir este tipo de edificios pueden costar entre un 5 y un 49% más, con un periodo de amortización que puede oscilar entre los siete y los quince años.
Para paliar este incoveniente, los eurodiputados han propuesto reducciones del IVA para los productos y servicios relacionados con la eficiencia energética. También pidieron la construcción de un Fondo de eficiencia energética y energías renovables con el fin de “apoyar el incremento gradual del porcentaje de nuevos edificios que satisfagan este criterio”, y la apertura de una página web con información sobre esta legislación.
La medida quedará pendiente de votación hasta el pleno que celebrará la Eurocámara el próximo mes de mayo en la ciudad de Estrasburgo.