Continuamos este mes con otro ejemplo de nuestro estudio del concepto “piel del edificio”, esta vez con un atractivo avance: la creación de fachadas cinéticas.
Una fachada cinética implica el movimiento de parte o todos los elementos que la conforman con el fin de alcanzar objetivos tanto de atractivo estético como de optimización energética. También controlamos la inversión optimizando el tamaño y peso de las piezas para que no requieran excesivo trabajo cinético y proponiendo giros que sólo requieren un motor de rotación por elemento.
En el edificio que presentamos este mes conseguimos regular las condiciones climatológicas interiores de un edificio mediante estos dispositivos de sombreado dinámicos para favorecer un ahorro de energía notable. Aprovechamos la iluminación natural diurna y se controla la ventilación en toda la fachada. Además, este sistema modular habilita una posición de las piezas (horizontal) que permite la evacuación y seguridad en caso de incendio.
La fachada está compuesta por una serie de módulos alineados en una matriz rectangular. La pieza tiene forma romboidal y presenta una pequeña torsión que facilita el acople horizontal de los módulos contiguos. El eje de giro está ligeramente desplazado del centro geométrico con el objetivo de aumentar el dinamismo de la fachada y favorecer la transición entre las distintas posiciones.
La estética de la fachada se basa en su dinamismo y en su capacidad de transformación. Sus posiciones básicas, vertical y horizontal, varían completamente la imagen del edificio y sus diferentes programas están diseñados para realizar un movimiento armónico, siempre adaptándose a las condiciones climáticas.