Tradicionalmente, la preparación de eventos globales como los Juegos Olímpicos o el Mundial de Fútbol suponen una inversión importante para la ciudad o el país que los acoge. El objetivo de esta es el de preparar las instalaciones de que disponen para acoger a las multitudes de visitantes que atraen, o construir otras nuevas. Qatar, que celebrará la Copa Mundial de la FIFA en 2022, se prepara ya para este gran evento. El país pretende duplicar su oferta de habitaciones de hotel y apartamentos de alquiler, además de construir 140 nuevos edificios. Sin embargo, aplicará un enfoque nuevo para conseguirlo. Así, llevará a cabo una iniciativa pionera con la que entrará a formar parte de la tendencia a la que ya se adhieren otras organizaciones: la construcción de infraestructuras flotantes.
En el caso de Qatar, se prevé la creación de 16 nuevos hoteles flotantes. La firma finlandesa Sigge Architects y la compañía inmobiliaria y constructora Adamares los desarrollarán y ensamblarán, para luego llevarlos y atracarlos en la isla Qetaifan Norte, próxima al Estadio Internacional de Lusail, donde se celebrarán los partidos inaugural y final del Mundial. Con una longitud de 72 metros, una anchura de 16 metros, y capacidad para 101 habitaciones cada uno, el proyecto añadirá 1.616 nuevas a la oferta hotelera con la que cuenta el país. Además, cada hotel dispondrá de un restaurante y un bar en su estructura. Por otra parte, se han concebido con la idea de que sean sostenibles, por lo que se proveerán de suministro eléctrico mediante energía solar y contarán con plantas de procesado de aguas y residuos. Para su construcción se han elegido materiales resistentes al medio marino al que están destinados.
Ejemplos de la tendencia son dos proyectos más: las oficinas centrales del Global Center on Adaptation (organismo creado para fomentar el desarrollo de medidas contra los efectos del cambio climático mediante la tecnología, la planificación y la inversión), previstas en el puerto de Rijnhaven, en Rotterdam; la otra es una propuesta de villas privadas flotantes, en este caso desarrollada también por la constructora Adamares. Uno de los rasgos fundamentales de ambos proyectos es que se construirán con el objetivo de que sean sostenibles y autosuficientes.
La gran ventaja de este tipo de infraestructuras, aparte de su funcionamiento ecológico y autosuficiente, es su movilidad. Los edificios que se construyen para los grandes eventos, una vez que estos han finalizado, quedan a menudo sin uso o infrautilizados. Los hoteles flotantes de Qatar, cuando finalice el Mundial de Fútbol y la multitud de visitantes los abandone, podrán trasladarse a otros lugares para continuar con su función y albergar a nuevos ocupantes. Por lo demás, y dados los pronósticos de subida del nivel de los mares, es previsible que las construcciones de este tipo se multipliquen en el futuro.
Fuentes: Architectural Digest, Archdaily, Admares, Sigge Architects.