Tratamientos de bienestar y belleza en entornos que acercan al cliente al paraíso del relax.
En la Isla Mauricio, enclavado frente a una idílica playa de arenas blancas y aguas color azul turquesa del océano indico, el spa que la firma Givenchy tiene en el lujoso Hotel Saint Géran, de seis estrellas, promete infinitos cuidados para la mente y el cuerpo. Como el exclusivo tratamiento Ylang-Ylang, un relajante masaje a cuatro manos de 30 minutos de duración. Escapar del estrés en su piscina exterior rodeada de palmeras, sus ocho cabinas de tratamiento, su espacio de fitness, sauna y sala de vapor, es una sugerente propuesta de salud y belleza. Un paraíso dentro del paraíso.
La pasión actual por el cuidado personal está llevando a la proliferación de los spa (salus per acqua) en un fenómeno parecido al que se dio en el siglo XIX con las estaciones termales. Antes que la aromaterapia debajo del cocotero, fueron los templos de curación dedicados a Esculapio de la antigua Grecia, las termas romanas o los hammams árabes.
En ambientes exóticos o urbanos, los modernos spa recogen la tradición de las aguas termales. La consultoría de viajes L4 especializada en programas a medida ha encontrado en la ciudad Tailandesa de Chiang Mai, un exclusivo mundo de belleza, bienestar y cultura. Se trata del Dheva Spa, el alma del hotel Dhara Dhevi, de la cadena Mandarin Oriental. La arquitectura del hotel, inaugurado en 2002, sus suites, villas y residencias, esta inspirada en el antiguo reino de Lanna, manteniendo las tradiciones y ofreciendo una imagen de cómo fue la vida pasada. Su exclusivo spa dispone de 25 suites de tratamiento diseñadas para facilitar a los huéspedes una gran armonía sensorial, donde se aplican el gran surtido de tratamientos y métodos medicinales. Los profesionales que trabajan en Dheva Spa buscan, sobre todo, que el cliente encuentre el equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu. El hotel tiene un paquete de dos noches, incluidos diferentes tratamientos, a partir de 800 euros.
Sin salir de Tailandia, el resort Evason Hideaway en Hua Hin, a 230 kilómetros de Bangkok, está especializado en cuidados para la piel en edificios circulares de barro que recuerdan las tradicionales construcciones rurales del país y que mantienen una agradable temperatura, incluso en verano. El Spa Six Senses lo componen nueve edificios de 7,5 metros de alto y 4,2 de diámetro. Hay cabinas de tratamiento con jacuzzi, salas de vapor, una cueva de la meditación y un área de relajación con zumos frescos. Los tratamientos utilizan ingredientes naturales, como coco, papaya, aloe vera, lima, aguacate o pepino. Como complemento, un menú equilibrado para potenciar los beneficios del spa.
El masaje tailandés inspira el nuevo tratamiento del Spa Mandarin Oriental de Nueva York, ubicado en los pisos 35 y 36 del hotel, con espectaculares vistas sobre el río Hudson. El Thai Yoga Masaje combina, como su nombre sugiere, las milenarias técnicas ayurveda (ciencia de la vida) con los movimientos del yoga. Se trata de un tratamiento que anima a abandonar las restricciones emocionales y físicas, exclusivo para los clientes de la suite Thai Yoga, ambientada con elementos y aromas típicos de Tailandia. Entre las lujosas instalaciones de este spa de cinco estrellas, llama la atención la piscina de 25 metros de longitud en una estancia acristalada para, entre largo y largo, admirar los rascacielos de la Gran Manzana.
En Sintra, a unos 25 kilómetros de Lisboa, en un entorno que combina naturaleza, cultura y lujo, se halla el Hotel Penha Longa Hotel & Golf Resort, gestionado por Ritz Carlton. El Spa de 1.500 metros cuadrados dedicados al bienestar, gestionado por Six Senses, es el complemento ideal del parque natural en el que está enclavado. Salas de tratamiento, incluida una de shiatsu, espaciosas y con luz natural, jacuzzi, piscina y salas de meditación.
El lujo asiático no está tan lejos. En la Cosa Brava, el Hotel Alva Park Resort & Spa invita a sus clientes a sumergirse en un baño digno de una princesa india. El establecimiento, situado en Lloret de Mar, está decorado con un estilo marcadamente asiático, con bellos tapices y espectaculares esculturas. Su fantástico Spa, el primero en Europa con el que cuenta la conocida firma Molton Brown, proporciona infinidad de clases de masaje y tratamientos, entre los que destacan los basados en la medicina ayurvédica o en la medicina tibetana, así como los que tienen que ver con la meditación, como el diseñado para aquellos fumadores que quieran dejar el hábito. Los precios de una de las suites oscilan entre 510 y 780 euros por noche.
Con vistas al Mar Egeo, el Hotel Kempinski Barbaros Bay (Bodrum, Turquía), que cuenta con un Spa Six Senses, se está convirtiendo en uno de los destinos con más prestigio del sur de Europa para los viajeros que busquen mar, hidroterapia e historia. Su arquitectura, aunque de corte internacional, se ha adaptado en parte a la zona, como se comprueba en sus cúpulas. Pero lo más impresionante del hotel es su espectacular piscina cara a la bahía.
Pero si el relax y el lujo se llevan bien con Oriente, también tienen buenas relaciones con las islas del Pacífico. Y si la combinación de mar turquesa, flores exóticas, coral y verdes montañas es una de las más idóneas para definir el edén, Motu Toopua cumple con esos requisitos para ser un paraíso. Esa pequeña isla se encuentra en medio de la laguna coralina de Bora Bora, en la Polinesia francesa. El Hotel Bora Bora Lagoon y su Spa Marú que allí se ubican son, según los expertos, los que recogen con más fidelidad las terapias basadas en los masajes y la cultura polinésica.
Los tratamientos que se aplican en Spa Marú tienen lugar en cabañas rodeadas de vegetación y con vistas a la laguna. Se realizan con medicinas y tratamientos tradicionales de Polinesia, basados en flores y frutas. Sin embargo, en este hotel de cinco estrellas se pueden encontrar ofertas de unos 340 euros por noche que, aunque caras, están lejos de los astronómicos precios sólo para los más ricos.
Otra recomendación es el Hotel Las Ventanas del Paraíso, que se encuentra en medio de dos mares, el océano Pacífico y el mar de Cortés, en la Baja California (México). En él las suites cuentan con un Spa privado, con programas de curación y terapias holísticas.
Piedras históricas en los templos del agua
Herederos de las termas romanas y de los baños árabes y turcos, los balnearios se convirtieron en centro de recreo y de la vida cortesana en el siglo XIX. Lo fueron en muchos países de Europa, pero especialmente en los que formaban parte del Imperio austro-húngaro. Ahora gran parte de ese esplendor permanece, renovado con los modernos tratamientos de los spa. Uno de los lugares más emblemáticos es la pequeña ciudad de Karlovy Vary, situada en la República Checa. Son varios los antiguos balnearios que se ubican en sus espléndidos palacios, como es el caso de Hotel Pupp, en el que es posible elegir entre más de 60 programas terapéuticos y estéticos. Ahora a las aplicaciones del agua se unen programas de rejuvenecimiento facial y corporal. También la ciudad alemana de Baden Baden, al pie de la Selva Negra, pertenece a ese mismo mundo. Allí está, entre otros balnearios, el de Caracalla, en donde se puede disfrutar de los efectos de aguas que surgen de fuentes naturales con temperaturas que van desde los 32 a los 68 grados. También se han incorporado programas más exóticos, como el baño de Cleopatra. Pero quizá la ciudad que cuente con más centros termales es Budapest. La naturaleza la ha favorecido, al igual que a toda Hungría. Por debajo del 80% de su territorio discurren aguas minero-medicinales, que surgen en lugares como el balneario Géllert, el más famoso de la ciudad, con sus piscinas frías y calientes y sus baños de vapor o de lodo.
Otro establecimiento histórico es La Prarie, ubicado en Montreux, en Suiza. La belleza es su especialidad.
Un mundo sofisticado de tratamientos
El agua termal es una de las mejores aliadas de la salud por su temperatura y su alto contenido en sales minerales. Es un aspecto que ha sido conocido y aplicado por muchas civilizaciones a lo largo de la historia. Pero a partir de ahí surgió un mundo sofisticado de técnicas y tratamientos. La balneoterapia e hidroterapia crecieron con baños de burbujas, de lodos, chorros, duchas especiales -escocesa, vichy… entre otros programas. Se trata además de un mundo en el que siempre se han producido fusiones. Las técnicas griegas, romanas, finlandesas, irlandesas y árabes se mezclaron entre sí, para hacerlo después con las orientales, de Japón, China e India. Así, en los balnearios y spa de Occidente se aplican disciplinas como el shiatsu, reiki, masajes con piedras o la disciplina neurosedante ayurvédica que intenta armonizar el cuerpo con la mente. También el Mar Muerto ha aportado sus técnicas de talasoterapia y envolturas en barro.
Pero los programas más exquisitos y con objetivos más estéticos se han desarrollado en los ámbitos de los spa y wellness, para luego incorporarse a los balnearios. Se trata, por ejemplo, del uso del chocolate, del vino o del cava para dar masajes relajantes. Igualmente, se acude a otros ingredientes que se hallan en la propia naturaleza, como es el caso de las algas, fangos, piedras minerales, caviar sevruga, camomila, miel o uva.
Pero son las terapias con aromas y los aceites esenciales los que mejor sirven para relajar y levantar el ánimo.
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