La piel del edificio: controlando la entrada de radiación solar

[cmsmasters_divider shortcode_id=”w066a49xn” width=”long” height=”0″ style=”solid” position=”center” margin_top=”50″ margin_bottom=”50″ animation_delay=”0″]Trabajamos en estos momentos en proyectos de arquitectura que permitan el acceso de luz natural de forma controlada al interior de los edificios. El objetivo de estos proyectos es que las temperaturas se mantengan en los márgenes recomendados para el bienestar y el confort humanos, es decir, entre los 21 ºC para invierno y los 26 ºC para verano, con el mínimo consumo de energía. Al mismo tiempo, aspiramos a que el nivel de luz sea suficiente, cómodo para la retina, sin excesos ni defectos.

[cmsmasters_divider shortcode_id=”w066a49xn” width=”long” height=”0″ style=”solid” position=”center” margin_top=”50″ margin_bottom=”50″ animation_delay=”0″]En el ejemplo que proponemos aquí, la piel del edificio se ha proyectado con materiales ligeros. Estos incorporan una serie de mecanismos funcionales con los que es posible variar selectivamente la opacidad de la fachada, de acuerdo con la radiación solar de cada momento del día y de cada estación. Se trata de una adaptación innovadora del sistema clásico de diafragmas, a través del cual es posible regular la cantidad de luz solar que entra en el edificio con una precisión y exactitud milimétricas. Y todo ello sin renunciar a su realce estético. Así, la funcionalidad sirve a la belleza del conjunto.[cmsmasters_divider shortcode_id=”w066a49xn” width=”long” height=”0″ style=”solid” position=”center” margin_top=”50″ margin_bottom=”50″ animation_delay=”0″]

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